lunes, 8 de noviembre de 2010

La historia de otra licenciada (más común de lo que debería)

Hay veces en la vida que tienes que replantearte ciertas cuestiones. Tú te haces un plan, un proyecto de vida y saber dónde y con quién podrás llevarlo a cabo es imposible; pero está claro que cuando tienes un sueño intentas luchar por hacerlo realidad.

Una se pasa de los cuatro años hasta que alcanza la mayoría de edad estudiando cosas que le aburren; yendo a clase cada día mientras le dicen una y otra vez que tiene que estudiar para ser alguien en la vida. De verdad que yo lo intentaba, me he pasado más de diez años oyendo a los profesores diciéndoles a mis padres, “si es que es muy vaga”. Y ellos se lo creían y, claro está, yo también. Sin embargo ahora miro atrás y me doy cuenta que de vaga no tenía nada, me pasaba horas sentada delante de los libros intentando concentrarme para aprender, para memorizar fechas, ecuaciones, datos, nombres de ciudades, ríos y cordilleras… pero nada. Se me iba el santo al cielo y es que todo eso era tan, tan, tan aburrido. Tengo la sensación de que he aprendido más viendo el canal de Historia que lo que pude memorizar en el instituto y que sé más gramática gracias a los libros que he leído que a las horas y horas de deberes en casa. En resumen, que yo en el colegio y en el instituto aprendí más bien poco y encima me acusaban de vaga y perezosa y cada evaluación era una tortura, una lucha entre el suspenso y el suficiente raspón. Ni un solo profesor supo ver en mí ningún talento, sólo que era perezosa y despistada.

Ni siquiera aprendí a ser buena persona, si aprendí algo de eso fue a base de sufrir a la mala gente y eso me hizo darme cuenta de cómo no quería ser, vi a la clase de persona en la que nunca me querría convertir.

Y pasan los años y llegas a la gran encrucijada de la vida, se acaba el instituto y “¿ahora qué hago?”. Varias cosas me rondaban en la cabeza. La primera arte dramático, así que sin ninguna experiencia ni formación de índole teatral me fui a Madrid a hacer las pruebas de la RESAD (Real Escuela de Arte Dramático de Madrid), sólo diré que había treinta plazas para casi quinientos aspirantes. Después pensé en hacer filología inglesa; se me daba bien el inglés (no porque en el colegio o en el instituto me lo enseñaran como es debido, sino porque me apunté a una academia privada) y me encanta la literatura británica, sobretodo esa que no se enseña en los institutos: Byron, Shelley, Keats, Blake… pero no vi muchas salidas profesionales. Así que me decanté por Comunicación Audiovisual, tan sólo vi el programa de asignaturas y me sentí muy atraída, mucho cine, radio, televisión… había encontrado mi vocación.

Me saqué la carrera año a año y además hice un posgrado de Locución Audiovisual. Aquello me encantaba porque estudiaba y se me quedaba, tal vez porque me interesaba o tal vez porque estuviera bien explicado. De pronto sacaba notables y sobresalientes en Historia o Lengua Castellana y lo mejor es que aún recuerdo lo aprendido, incluso lo aprendido en el primer curso. Y no sólo lo tengo aprendido, sino que además me he labrado mi propia opinión de las cosas, no he memorizado los datos como si fuera una grabadora; los he asimilado y los he hecho míos. Ya veis, media vida culpándome de ser una vaga y resulta que me saqué la carrera sin problemas y con buenos resultados. Además descubrí ámbitos profesionales en los que me desenvolvía con soltura y en los que me sentía a gusto: la radio y la producción audiovisual. Me siento a mis anchas hablando ante un micrófono y ayudando en la producción de un rodaje y creedme, puedo pasarme horas y horas delante del ordenador editando un programa de radio y haciendo un plan de producción para un cortometraje.

Una vez acabada la carrera llegaba el momento de emprender el vuelo. Lo primero era realizar unas prácticas para coger experiencia, y las realicé. He de dejar bien claro que la facultad no hizo nada por mí a la hora de conseguir esas prácticas, y eso que es una institución que presume de ello, lo único que hace la Universidad es hacer convenio con unas pocas empresas en las que tienen cabida muy pocos alumnos. Me interesé por una de esas empresas que buscaba a tres personas, se trataba de una productora de Madrid. Cuando fui a la entrevista me encontré con una compañera que optaba a esas mismas prácticas, sólo que ella iba de parte de un profesor amigo del director de la productora y por lo que ella me dijo, otros dos compañeros ya habían conseguido las otras dos plazas antes de las entrevistas. Siempre había oído hablar de los enchufes pues el mundo está lleno de ellos, pero, ilusa de mí, no imaginé verlo en ese ámbito e intentado acceder a unas prácticas de formación que ni siquiera eran remuneradas.

Viendo el percal decidí buscarme la vida. Encontré prácticas en un medio de comunicación local de televisión y radio. Era reportera, redactora y locutora de informativos y de programas magazine. Hacía el mismo trabajo que los periodistas de la casa aunque no vi un duro. A los tres meses lo dejé pues empezaban las clases y ya era el último año. Otro compañero se quedó, al cabo de un año seguía trabajando ahí sin ninguna garantía de cobrar algún día, como si los periodistas y los comunicadores viviéramos del aire.

Según pasaban los meses me daba cuenta de que en mi pequeña ciudad natal no encontraría nada, las empresas y los medios de comunicación se mueven más en ciudades como Madrid y Barcelona. Opté por Madrid por su cercanía con Salamanca y, una vez licenciada, allí me fui con mi título. Conseguí prácticas en una empresa pequeña que se dedicaba al mantenimiento y creación de páginas web, mi función era actualizar un portal financiero copiando y corrigiendo las noticias directamente de diversas agencias. También era redactora y locutora y hasta monté videos para una web de medio ambiente y sostenibilidad, una especie de miniyoutube ecológico. Eso sí, pagaban tan sólo 200 euros al mes y sin cotizar, para quien está lejos de casa es difícil mantenerse en una ciudad como Madrid con semejante salario y más teniendo en cuenta que el precio medio de las habitaciones en pisos compartidos era de 350 euros. Os preguntaréis, ¿por qué no te fuiste a otra ciudad? Sinceramente, conocía a compañeros de toda España y la cosa estaba igual en todas partes, para irme a otra ciudad mediana me hubiera quedado en la mía. Además había estudiado un posgrado de locución y me fascinaba el doblaje, quería intentarlo; por desgracia sólo en Madrid y Barcelona podría hacerlo. Como imaginaréis mis padres tuvieron que ayudarme (y lo siguen haciendo) y yo no dejé de llevar curriculums a todas las productoras, emisoras de radio, televisiones, etc. Y nada, ni una llamada.

A los tres meses me echaron de esa empresa de los 200 euros y, al no encontrar nada más, tuve que volver a mi ciudad. Allí volví a llevar curriculums aun sabiendo que de cogerme no me darían ni un euro, pero bueno, lo que quería era experiencia, y nada… Sentía que me ahogaba, veía como pasaba el tiempo y ni podía seguir formándome ni podía hacer crecer mi curriculum de ninguna manera. Hice (y aún hago) cosas por mi cuenta, cuentos y programas radiofónicos que pululan por Internet y que, por más que he intentado mover, no he conseguido que llamen la atención. Me diréis, "ah, pues haber aprovechado para hacer algún máster", ¿para qué?, ¿para tirar el dinero y el tiempo sin ninguna garantía de nada? Los dichosos masters... empresas y universidades aprovechando la situación para vender cursos y cursos carísimos que rara vez conducen a algo.

Finalmente mi padre me convenció de probar suerte en Barcelona, ciudad en la que tengo familia. Pensé, “bueno, tendré que aprender catalán, pero no pierdo nada por intentarlo”. Y aquí estoy. No hay medio de comunicación en Barcelona que no haya recibido mi curriculum y ninguno me ha llamado en año y medio que llevo aquí. Y es que las empresas buscan dos cosas: gente con mucha experiencia o estudiantes para prácticas (convenios con universidades y salarios ridículos); yo no cumplo ninguno de los dos requisitos. A pesar de todo he de considerarme afortunada, pues he trabajado en Telepizza y en una tienda de bisutería; lugares en los que se me han tachado de pedante, rara o intelectual por aparecer algunos días con un libro que iba leyendo en el metro y no gastarme mi sueldo en ropa nueva. Es curioso este país, los licenciados hacen trabajos pensados para estudiantes de instituto o personas que en muchas ocasiones no tienen ni la ESO (que conste que no quiero ofender a nadie, son trabajos muy dignos, pero cuando te has preparado para otra cosa resulta más que frustrante) y encima el haber estudiado, leer y no ver programas como Gran Hermano o Mujeres Hombres y Viceversa está mal considerado y poco popular, vamos, que no mola.

Ya he terminado mis estudios de doblaje en la Escuela de Doblaje de Barcelona, la verdad es que estoy encantada con los profesores y con lo que me han enseñado. Ahora toca hacer sala (ir de oyente) y pedir que me hagan pruebas. Dicen que el doblaje es un mundo muy cerrado, al menos de momento, por lo que estoy viendo, me están dando la oportunidad de demostrarle a un director si valgo o no valgo, cosa que no me han permitido en ningún otro sitio de los que he intentado acceder.

Hace pocos días empecé a plantearme las cosas, si dentro de un año o dos no veo opciones de ganarme la vida haciendo aquello para lo que estoy formada tendré que irme de este país y de verdad que no quiero. Pero no puedo echar todo por tierra, no quiero arrepentirme de haber pasado cinco años en la Universidad (cosa de la que me he arrepentido en más de una ocasión), así que no quedará otra opción, habrá que intentar buscarse la vida en el Reino Unido, Alemania, Finlandia… cualquier lugar donde ser un licenciado signifique ser una persona preparada, no un paria.

En resumidas cuentas, y aunque algunos les moleste mi conclusión o les suene mal, esta es la desazón y la desesperanza de una licenciada española más; y muchos nos iremos, y mientras Europa y el resto del mundo se nutren de personas preparadas, España se deteriora y se pudre en su ignorancia.

M

sábado, 30 de octubre de 2010

Defensa apasionada del doblaje

Bueno, estreno este blog con este artículo, respuesta a las declaraciones del Ministro de Educación, Ángel Gabilondo. Podéis leer más información a este respecto en este enlace http://www.cineytele.com/noticia.php?nid=31554.

Bien, he oído a lo largo de mi vida críticas y críticas al mundo del doblaje, mundo que me fascina y del que intento formar parte algún día. Ahora dicen que el gremio es culpable de que los españoles no sepan hablar inglés como en otros países. En el link anteriormente enunciado aparece explicada la reacción de los actores de doblaje (nunca los llamaré dobladores). En muchos de los países en los que no se dobla, o tan sólo se doblan películas y series dirigidas a niños que no saben leer porque aún son muy pequeños, como en Portugal o Grecia, su población media no puede presumir de hablar un inglés muy fluido. Sin embargo, en otros países donde sí dobla se les dan mejor los idiomas que a nosotros.

¿Realmente alguien cree que el doblaje es culpable de que la mayoría de los españoles no sepa inglés? ¿De quién es culpa entonces que tampoco sepan hablar ni escribir en castellano con un mínimo de decencia? ¿Acaso de las patadas que día tras día muchos periodistas dan al diccionario? ¿De quién es culpa de que tan pocos sean capaces de enfrentarse a carreras como matemáticas o química? ¿De quién es culpa que una dependiente (sí, dependiente es neutro, no necesita una forma femenina porque el original no es masculino) española no sepa dónde está Salamanca o no le suenen ni de lejos ciudades como Praga o Lisboa (esto lo he vivido en vivo y en directo, puedo asegurarlo)? ¿No será la causante de todo esto la educación desfasada, insuficiente y desganada de la cual ahora el mismo Gabilondo es ministro? Señor Gabilondo, con todo el respeto del mundo, de verdad se lo digo, mire cómo funcionan las cosas en su propia casa y cómo han estado funcionando en los últimos treinta años, porque yo no aprendí inglés hasta que me apunté a Opening, me puse a traducir canciones por mi cuenta y me puse a conversar con angloparlantes. Arregle las cosas de las que es responsable y no culpe de sus problemas a otros.

Quiero aprovechar para dar respuesta a otras críticas que he escuchado acerca del doblaje.

“Es mejor ver el original porque el doblaje es una perpetración del trabajo del actor.” Claro que es un cambio, es un engaño, como todo en el cine. Hace años sí entendía este debate, pero siendo francos, ahora no le veo sentido. Todos los dvd’s y la mayoría de series emitidas por TDT tienen la opción de elegir idioma. Existe la tecnología y las obras audiovisuales se crean pensando en un espectador, el cual puede elegir, dejemos que elija; si algún día dice “no quiero doblaje”, la industria inevitablemente caerá.

“Es un invento de Franco”. FALSO. Si miráis en cualquier libro de la historia del cine o en wikipedia mismamente, que lo tendréis muy a mano, veréis que el doblaje llegó a España durante la Segunda República y fue un invento de la Paramount para promocionar sus películas sonoras en países de habla no inglesa y, por causa del analfabetismo generalizado de entonces, los espectadores no podía leer subtítulos. Seamos serios, Franco no era tan listo como para inventar el doblaje; pero sí para usarlo para sus propios fines: manipulación, y censura política, religiosa y moral. Pero igualmente podríamos decir lo mismo de la educación, de la radio, de la prensa, de la televisión y del propio cine español, todos fueron víctimas de la Dictadura. Lo que sí es verdad es que el Gobierno Franquista impuso el doblaje en 1940, sin duda alguna, una atrocidad que atenta contra la capacidad de elección del espectador y de los ciudadanos de la que ya hablé antes. Pues esto mismo es lo que está haciendo el Gobierno Catalán a día de hoy obligando a doblar el 50% de las películas al catalán. Vamos a ver, el cine es un arte, eso es indudable, pero también es un negocio, y es la propia industria quien, según la demanda, presenta una oferta. Si el público catalonoparlante demanda cine en catalán, las propias empresas (no sólo de Hollywood, sino de Europa, Asia…), doblarán sus películas en catalán. Lo mismo que dije antes, si algún día los espectadores españoles y latinoamericanos dicen “no más doblaje”, no habrá más doblaje.

“Es el culpable de que el cine español esté en crisis”. Bien. Primero hay que tener en cuenta que no sólo se doblan películas norteamericanas (las de mayor éxito en taquilla por norma general), también nos llegan dobladas películas francesas, inglesas, italianas, noruegas, alemanas, hindúes, chinas, japonesas, coreanas, brasileñas, etc., por lo que por pura lógica, éstas también tendrían que estar por encima de las nuestras. En Portugal, como la mayoría de la gente sabe, no se dobla, sin embargo su cine nacional y el comunitario tienen aún menos éxito que en España; por no hablar del Reino Unido, donde casi nadie ve cine inglés ni europeo. Por lo tanto, la inexistencia de doblaje no garantiza el éxito del cine español. Mucha gente dice que es que el cine español es malo, yo no lo creo. Creo que hay buenas ideas pero que se quedan en nada, ¿por qué? Pues bien, señores del cine, aquí les doy la solución a su crisis, ustedes bien la saben pero no quieren que se sepa. La culpa de su fracaso son las malditas subvenciones o, al menos, como se dispensan. Si queréis saber más a este respecto entrad en http://elperiodico.com/es/noticias/cultura-y-espectaculos/20101027/ignasi-guardans-movil-ministra-solo-tiene-gente-del-cine/559643.shtml , aquí podéis leer una entrevista a Ignasi Guardans, exdirector general del cine, Guardans dice muchas verdades que merecen ser leídas.

El caso es que parte del dinero de los españoles va a películas cuyos autores tienen suficiente reconocimiento como para no necesitar ese dinero para producir su película, que José Luís Garci pueda tener acceso a ayudas estatales es vergonzoso. Los artistas crecen, alcanzan la mayoría de edad y por ello deben valerse por sí mismos. En el cine norteamericano no hay ayudas que valgan, hay riesgo, dinero en juego y especialmente, hay PROMOCIÓN. Sí, y lo escribo con mayúsculas, PROMOCIÓN. ¿De qué sirve producir películas que no las ve nadie porque nadie oye hablar de ellas? Porque una película que nadie ve es una película muerta. Cuando una persona va al cine y ve la cartelera, y se encuentra con títulos de los que lleva oyendo hablar varias semanas, pongamos como ejemplo Spiderman, El Señor de los Anillos, la saga de James Bond… y al lado un par de películas que no le suenan de nada y de las que no podría deducir ni la nacionalidad, ¿qué título elegirá? Muy pocos optarán por lo desconocido porque la mayoría dirá que “más vale lo malo conocido…”. Inevitablemente, la mayoría de esas películas que casi nadie ve desaparecen al poco de la cartelera y después nunca más se sabrá de ellas.

Si un director opta a una ayuda para su película y la hace y ya está, pues muy bien, ahí se queda su película; sin embargo, cuando un productor ejecutivo o una empresa productora ponen en juego su dinero, se hará la película y se anunciará para que la gente la vea y hacer negocio para seguir rodando películas. Pongamos como ejemplo a Santiago Segura y su Torrente: no es una película de gran presupuesto pero sí de gran éxito. ¿Por qué? Pues bien, después de ver durante meses a Segura yendo por todas las televisiones de España y varios eventos hablando de su película y llevando una camiseta de Torrente, ¿no sentirán muchos espectadores la curiosidad de verla? A mí personalmente este film no me gusta, pero valoro el esfuerzo hecho por el director de que la gente viera su película, su esfuerzo en promocionarla. También está la reciente La Herencia Valdemar, de José Luís Alemán, que no recibió ni una sola ayuda, una película con varios fallos propios de una ópera prima; pero con ideas originales raras en el cine español, literatura “lovecriana” en España. Y ahí está la segunda parte de la película recién presentada en el Festival de Sitges, tal vez no sea un gran éxito de taquilla, pero mucha gente la verá tras haber visto la primera, en mi opinión Alemán promete, ¿le brindará el Estado alguna ayuda? Pongamos otros ejemplos de películas producidas en parte por distintas cadenas de televisión, al estar éstas obligadas a participar en su producción se ven obligadas a promocionarlas para que la inversión les salga rentable, ahí están Telecinco con El laberinto del fauno y Alatriste o Antena3 con Los Borgia. Y esas películas tienen bastante éxito, ¿no?

Por lo tanto no culpen del éxito o del fracaso del cine español al doblaje, cuando se hace buen cine y se habla de él y llama la atención del público tiene opciones de triunfar; las subvenciones facilitan la producción de películas, pero no su distribución y ni su venta. No digo que deban eliminarse, pero sí administrarse de otro modo. En vez de ayudar a artistas experimentados, ayudemos a los nóveles; no deberían recibirse ayudas de distintos organismos al mismo tiempo; no deberían darse sin más, sino a condición de dirigir un buen porcentaje a la promoción de la película, para que sea rentable y producir suficientes beneficios como para poder rodar otra. El Estado debería actuar como una productora pública, ayudar a directores jóvenes a rodar sus primeros cortometrajes y largometrajes y promocionar las películas para que sean rentables y no tirar año tras año el dinero público en películas que se quedan en nada.

“A veces el doblaje cambia el sentido”. Sí, en los malos doblajes, que también los hay, como una mala traducción de un libro. ¿Acaso leemos todos los libros en el idioma que se escribió? ¿Podríamos leer Hamlet (W. Shakespeare), El libro de la Guerra (Sun Tzu), La Metamorfosis (F. Kafka) o Las flores del mal (C. Baudelaire) en sus idiomas originales? Y no sólo eso, ¿podríamos leerlo tal y como fueron escritas en el momento en el que se escribieron? Beobulf, La Guerra de las Galias o El Cantar del mio Cid han de traducirse y adaptarse a los modos de expresiones actuales para ser compresibles. Existen muchas traducciones en castellano de Macbeth, por ejemplo; sin embargo no hay dos iguales, y hay determinados significados que cada traductor (o intérprete) sabe captar y expresar en otro idioma de mejor o peor manera. Por no hablar de la poesía, perdemos parte del sentido, de la sensibilidad, de la sonoridad y de la rima al traducirlos; sin embargo, no nos queda más remedio si queremos acercarnos a cualquier obra literaria escrita en cualquier idioma. Lo mismo nos pasaría con los videojuegos, muchos podrían considerarse obras de arte: su historia, sus diseños y la interpretación de los muchos actores que ponen voz a los distintos personajes que aparecen, ¿acaso los jugadores no prefieren que estén doblados a tener que leer subtítulos que pueden incomodar el trascurso del juego? Aunque como he dicho antes, pudiendo elegir, ¿por qué limitarnos a una cosa? También al ver una obra pictórica o una escultura, podemos recurrir a una explicación o interpretación que un experto haga de ella, pero puede que otro haga una bien distinta, y las aceptamos para comprenderla.

En fin, a lo que vamos. Si aceptamos traducciones e interpretaciones de cualquier obra a la que nos enfrentemos, ¿por qué no de una cinematográfica? Además, no nos engañemos, los subtítulos no son más que otra interpretación, muchas veces son meros resúmenes de lo que se está diciendo para que dé tiempo a leerlos; otras veces, debido a errores técnicos, aparecen descolocados, esto pasa especialmente en películas de idiomas que por lo general nos son más desconocidos a los españoles, como el japonés o el hindú. Muchos dicen que si sabes inglés más o menos te das cuenta de si están mal, ¿y si vemos una alemana o iraní? Eso no significa que no me guste ver cine original, también lo veo cuando me apetece, porque puedo elegir.

Finalmente diré que el doblaje es un arte (porque de verdad, los actores de doblaje son eso, actores, artistas) que forma parte de la industria audiovisual española, da trabajo a muchas personas (actores, directores, traductores, ajustadores, técnicos, productores…), ¿queremos mandar al paro a todos? Porque hay que tener en cuenta que estamos hablando de bastante capital extranjero que hace posible el funcionamiento de muchas empresas nacionales. Creo que tal y como están las cosas hoy en día en España no podemos dejar que este sector se venga también abajo, tiene sus crisis y sus malos momentos, como todos, pero sale adelante.

Bueno, concluyo así mi defensa al doblaje, pero si me veo en la necesidad de defenderlo es porque considero que es atacado injustamente. A día de hoy existe la tecnología que permite al espectador elegir entre el original y el doblaje, ¿por qué limitarnos a uno solo? Cuando los espectadores dejen de querer ver cine doblado el doblaje morirá. Puede que ese día llegue tarde o temprano, no lo sé, mientras tanto, que nos dejen trabajar tranquilos.

M